El confinamiento ha puesto y pone a prueba la relación que un@ tiene consigo mism@. Esta relación depende muy directamente de lo tranquila que esté nuestra conciencia. Y no principalmente para con los demás sino para con nosotr@s mism@s. Yoga y perdón es el título de este artículo, porque existe una relación directa, según mi experiencia, entre esta Disciplina y el acto de perdonarse.
Mientras vamos andando nuestro camino, vamos echándonos a la espalda infinidad de circunstancias y situaciones no resueltas o no gestionadas como nos hubiera gustado. Este hecho nos pone bajo la amenaza de la culpabilidad. Amenaza que por otro lado nos abre la vía del perdón, del perdón hacia un@ mism@. Y es este el trabajo más arduo y costoso porque desde la educación recibida en los colegios, en la familia, en la iglesia (según qué generación) … el perdón siempre se ha “externalizado”, quedando el individuo en un segundo plano. Nunca se ha transmitido la necesidad de perdonarse a un@ mism@ para poder sentirse mejor.
Al no tener esa capacidad o habilidad, comenzamos a criticarnos a cada cosa que no hacemos correctamente, según los cánones sociales establecidos. En cada crítica, y de forma progresiva, vamos bajando nuestra estima perdiendo poco a poco la confianza en nuestro potencial haciéndonos cada vez más pequeñit@s.
La práctica de Yoga, pone a prueba este trabajo. Yoga y perdón van unidos de la mano. Cuando practicas sobre tu mat y vas viendo cuáles son tus limitaciones, al principio empiezas a juzgarte y a fustigarte dando lugar a la frustración en muchos casos. Pero si continúas en el tiempo con tu práctica y la vas puliendo, vas aprendiendo a perdonarte. Aprendes a perdonar que pierdas el equilibrio, que no llegues a estirar el brazo o bajar los hombros, que no llegues con la mano al pie… en fin, un montón de pequeñas (o grandes) cosas. Cuando este trabajo de respeto y aceptación lo vas haciendo consciente, entonces resulta más fácil adquirir la habilidad de perdonarse por cosas más importantes. Es aquí cuando comienzas a avanzar y a eliminar todo eso que nos echamos a la espalda. Vas perdonando cosas sencillas para perdonar cosas más complejas.
Yoga y perdón van unidos. El Yoga es una práctica individual que finalmente acaba por extrapolarse a lo colectivo. Porque el trabajo del perdón, como cualquier otro, comienza en un@ mism@ para poder aplicarlo al prójimo.
Desde mi punto de vista creo que es absolutamente necesario hacer un trabajo individual para poder aguantarse. Y este trabajo empieza con el perdón. Debemos reconciliarnos con nosotr@s para reducir la intensidad de ese pesar que arrastramos.
No es la primera vez que digo que la práctica de Yoga es un vehículo muy poderoso para la evolución de una persona. La práctica de Yoga saca tus luces pero también tus sombras.
Este tiempo de confinamiento, ha sido y es un buen momento para reflexionar y dialogar con un@ mism@ porque el día a día del mundo en que vivimos nos entretiene tanto que no dedicamos tiempo a algo tan importante. Ahora, cuando comencemos a vivir la “nueva normalidad” much@s saldremos reforzad@s al haber hecho un trabajo individual que desde nuestra práctica de Yoga personal, con paciencia y perseverancia, nos ha sido posible.
Sólo perdonándote eres capaz de perdonar de verdad a los demás. Cuando lo consigues, sientes que eres libre confinad@ o no.
El Yoga está al servicio de la Humanidad, solo hay que practicarlo.
Hari Om Tat Sat